"... El ciego vive en un mundo bastante incómodo, un mundo indefinido, del cual emerge algún color: para mí, todavía el amarillo, todavía el azul (salvo que el azul puede ser verde), todavía el verde (salvo que el verde puede ser azul). El blanco ha desaparecido o se confunde con el gris. En cuanto al rojo, ha desaparecido del todo, pero espero alguna vez (estoy siguiendo un tratamiento) mejorar y poder ver ese gran color, ese color que resplandece en la poesía y que tiene tan lindos nombres en muchos idiomas. Pensemos en scharlach, en alemán, en scarlet, en inglés, escarlata en español, écarlate, en francés. Palabras que parecen dignas de ese gran color. En cambio, “amarillo” suena débil en español; yellow en inglés, que se parece tanto a amarillo; creo que en español antiguo era amariello. Yo vivo en ese mundo de colores..."
En estas palabras de Jorge Luis Borges en su conferencia acerca de la ceguera, veo reflejados sensaciones y sentimientos que estoy viviendo en estos momentos, en lo que mi vista se apaga lenta pero inexorablemente.
Y éstas son las palabras con las que prentendo expresar ese sentir
Del dorado amarillento de Borges
es el color del destino que se acerca,
llegará después la niebla gris, y
no puedo esperarla con sonrisas.
Ya se alejan de mi,
el cielo azul,el verde pasto y la roja sandía.
Quedarán tan sólo sus aromas
Quedarán tan sólo sus aromas
para anunciarme su hermosura.
Pregunto cómo y cuando
quedaré sin los colores y
solo el silencio me responde.
Ante lo inevitable sólo puedo
Ante lo inevitable sólo puedo
expresar este, mi ruego:
No quiero el gris blancuzco de los ciegos,
No quiero el gris blancuzco de los ciegos,
solo pido la gracia, tan siquiera, de parecerme
a Borges en el dorado color de su ceguera.
Mariluna
Buenos Aires, 20 de julio de 2010
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